Este año celebramos un siglo del descubrimiento de la hormona llamada Insulina y que hoy día se utiliza como terapia esencial para pacientes con Diabetes Mellitus tipo 1 y terapia inicial o complementaria en pacientes con Diabetes Mellitus Tipo 2.
Sin embargo, fueron varios siglos antes, incluso 250 A.C. que ya se sabía de una enfermedad llamada Diabetes, cuya palabra derivaba del griego que significa “pasada a través de” y luego le añaden la palabra proveniente del latín llamada Mellitus que significa “dulce o miel”. Los médicos veían que los pacientes orinaban con frecuencia y al probar la orina esta era dulce y se llenaba de hormigas. Al pasar de los siglos, fueron muchos los científicos que describieron la apariencia física de estos enfermos donde observaban que adelgazaban mucho aun teniendo un hambre constante, que orinaban en abundancia y que padecían de una sed insaciable. En fin, describían un deterioro fulminante y morían a muy joven edad.
Lamentablemente, a pesar de varios siglos enfrentando esta terrible enfermedad, no fue hasta inicios del siglo 19 que a través de múltiples disecciones de animales es que se descubre que estar sin páncreas descontrolaba el azúcar, se veían que orinaban con frecuencia y morían al poco tiempo. Así comenzó un gran interés por investigar el páncreas y no es hasta finales del siglo que el patólogo Paul Langerhans descubre un grupo de células en el páncreas – llamadas luego Islotes de Langerhans – y que el no tenerlas provocaba que el paciente desarrollara Diabetes Mellitus.
Así pues, luego de siglos de historia e investigación, el proceso que desembocaría en el descubrimiento de lo que hoy conocemos como insulina se puede decir que comenzó durante el 1921, en la Universidad de Toronto, Canadá. Esto gracias a la idea del médico canadiense Frederick Grant Banting, junto con su ayudante, el estudiante de medicina Charles Best y el fisiólogo John James Macleod, quien le provee el laboratorio para trabajar con estos islotes del páncreas que ya se sabía que controlaban el azúcar, pero no se lograba descifrar exactamente cuál era la molécula. Fueron muchos meses de extracción de páncreas obtenidos de perros que se utilizaron para poder purificar estos concentrados. Luego de ello, los reimplantaban en los animales pancreatectomizados y observaban que el azúcar les mejoraba y que podían vivir hasta meses. Sin embargo, los efectos secundarios eran inevitables. No fue hasta que gracias a la ayuda del bioquímico James Collip lograron purificar el concentrado y para el verano de 1921 se logró obtener lo que hoy llamaríamos Insulina.
A comienzos del 1922, al otro lado de los laboratorios donde se llevaban a cabo estos sorprendentes hallazgos, se encontraba en el Hospital General de Toronto, Leonard Thompson, un niño de 14 años, que llevaba meses hospitalizado por la Diabetes y que ya su cuerpo mostraba la eminente muerte. Este niño fue la primera persona, al cual decidieron inyectar este concentrado purificado, y cuenta la historia que casi como por acto milagroso Leonard comenzaba a controlar su azúcar y a ganar peso. Este hallazgo y tratamiento le permitió vivir hasta los 27 años cuando fallece de una infección pulmonar.
En 1923, Banting and Mcleod ganan el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, por su descubrimiento de la insulina. Ellos deciden dividirlo entre Best y Collip, ya que sin ellos hubiera sido imposible. Así que, gracias a la determinación y perseverancia de un gran equipo, a una gran cantidad de horas de estudios experimentando con animales y al tratamiento de nuestros pacientes es que hoy obtenemos la Insulina, la hormona por excelencia para controlar la diabetes y la misma que sigue salvando la vida de millones de personas alrededor del mundo.
Por eso hoy, a 100 años de este gran descubrimiento, la insulina sigue siendo el tratamiento más potente, más efectivo y con menos efectos secundarios que cualquier otro medicamento para la diabetes. La tecnología, ha permitido que el mismo siga adaptándose a cada paciente. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer y muchas perspectivas que cambiar; particularmente, cuando decidimos como médicos empezar a un paciente en insulina.
En Puerto Rico, se estima que hay una prevalencia de Diabetes de cerca de un 17% de la población; siendo sus complicaciones, la tercera causa de muerte en Puerto Rico. En los últimos años, lo que se ha observado es una tendencia ascendente y acelerada. Los cambios en estilos de vida y la educación siguen siendo las herramientas más efectivas para el control de esta pandemia sin precedente.
Así que no hay que tenerle miedo a empezar a un paciente diabético en insulina. Y tampoco se debe utilizar como método para asustar a esos pacientes que no logran controlar su diabetes con otras terapias, específicamente en pacientes con diabetes mellitus tipo 2. La insulina no es una sentencia de muerte y el que lo empecemos no significa que estará toda su vida en insulina. Puede ser una terapia transitoria cuando tenemos pacientes sintomáticos o cuando otras terapias no han logrado llevarlo a meta. Lo importante es conocer su farmacocinética y explicarle al paciente cómo, cuándo y dónde utilizarla. Puede que esto nos tome unos minutos más, pero de tal manera podemos evitar complicaciones de la diabetes como son las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades microvasculares que incluyen la enfermedad crónica de riñón, la retinopatía diabética, la neuropatía y las amputaciones de extremidades. Al final del día, es mucho más costoso a largo plazo el tratamiento de estas enfermedades que los minutos que nos podemos tomar en explicarle el uso adecuado de la insulina y el riesgo de no usarla adecuadamente.
Hoy día, el manejo de la diabetes es un manejo multidisciplinario que conlleva ser más proactivo a favor del paciente. Debemos evitar a toda costa la inercia médica y hay que individualizar el tratamiento a estos pacientes diabéticos que no hemos logrado llevarlos a meta y considerar empezar insulina cuando así lo veamos necesario.
Entre los factores que se deben considerar al momento de iniciar terapia con Insulina se encuentran los siguientes:
Tipos de Insulina:
Farmacocinética de las Insulinas:
La Dra. Paula Jeffs González brinda sus servicios de endocrinología a los afiliados del Plan de Salud del Gobierno VITAL de Triple S y MMM en el Centro de Promoción de Salud CESM, localizado en la Calle Santa Cruz #8, Bayamón, PR 00901. Horario: primer y tercer viernes de mes de 8:00am – 5:00pm. Para cita envíe un correo electrónico a: clinicas@cesmisalud.com Incluya el nombre completo y número de teléfono y el nombre de la Dra,Paula Jeffs González. Tel: (787) 523-4315. Acepta referidos de médicos primarios.
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